La mayoría de las corrientes espirituales nos presentan dos planos, uno material y otro de conciencia. La kabbalah, por ejemplo, nos habla de que vivimos dos realidades, la del 1% y la del 99%.
La primera es la que ves, todo lo que percibes con tus 5 sentidos, los objetos que tocas, las calles por las que transitas y la vida que vives. La segunda, el 99%, es todo lo que imaginas, crees, sientes, la causa donde todo nace, lo que ocurre dentro que lleva a esa manifestación. Si pensamos en un árbol, la raíz es el 99% y su tronco y ramas el 1%. Para que se manifieste, la raíz ha tenido que buscar espacios, agua, vivir en la oscuridad y sobre todo concebirse internamente como árbol.
Nuestra vida es así, poner foco en el 99% nos ayuda a mantener nutrida, limpia y sana nuestra conciencia para poder llegar a ser un árbol con forma propia, frondoso, con frutos y que no mueva cualquier ráfaga de viento.
Seguro que has escuchado muchas veces “así en la tierra como en el cielo” o “como es arriba es abajo”. Es tiempo de prestarle atención a nuestra tierra y cielo interiores ¿no crees?
Recuerda, no te define tu trabajo, logros o fracasos. Tu vida es fruto de tu pensamiento, intenciones y sobre todo tu creatividad. Dale espacio, nutre ese rincón oscuro donde habitan tus raíces y sueños. Ese lugar que late y pulsa por ver la luz.
Desde el corazón deshojado del invierno, con una llama crepitando que mantiene el calor y la luz, deseo que tu 2022 sea un año de mucha manifestación. Más allá de lo que ocurra fuera, que no podemos controlar, sino gestionar, te deseo que le proporciones todo el cuidado y mimo a ese 99%. Has venido a SER con letras mayúsculas. ¡Atrévete!